El tema de la enjambrazón resulta de gran importancia, no sólo porque este fenómeno biológico es la base para la perpetuación de la especie, sino también porque puede ocasionar graves daños a la apicultura, al ver descender considerablemente la capacidad productiva de sus colmenas.
Al hablar de enjambrazón, debemos distinguir entre la enjambrazón natural, que significa problemas, y la artificial, que significa soluciones. Vamos a tratar de aclarar este punto.
Una colonia de gran fuerza tiende, de manera natural, a la enjambrazón cuando alcanza cierto número de individuos y, además, las condiciones climáticas son favorables. Contener la tendencia a enjambrar de las abejas de nuestro colmenar será entonces necesario para quien desee una buena cosecha de miel.
El problema consiste en evitar la escisión que comporta el abandono de la colmena por parte de la reina adulta, arrastrando consigo al 40 % de las abejas adultas.
Prevenir la situación de la enjambrazón
Lo primero que hay que hacer es prevenir la situación que desemboca en la enjambrazón natural y que se detecta por algunos indicadores:
- Familia muy poblada
- Falta de espacio en la cámara de cría, donde todos los panales están completos, hay abundantes reservas de néctar y la nidada también es cuantiosa
- Presencia excesiva de zánganos
- Edad avanzada de la reina (aunque hoy en día, gracias a los continuos progresos de la apicultura, alcanzan un desarrollo tal que incluso las reinas jóvenes enjambran a menudo)
- Presencia de capullos reales
- Panales viejos con construcciones irregulares
- Cepas específicas de abejas enjambradoras (en este caso, el apicultor debe conocer el tipo de abejas con que trabaja).
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Dos enjambrazones constituidas en las ramas de árboles jóvenes: la forma que adoptan varía según el lugar donde se establecen al salir de la colmena |
Ante estas señales, debe procederse de manera que se reduzca la posibilidad de una enjambrazón:
- Igualación de una familia fuerte con una débil, intercambiando algunos panales
- Colocación de la media alza para abrir espacios
- Eliminación de la nidada de zánganos y panales viejos
- Eliminación periódica, cada cuatro o seis días, de todos los capullos reales.
Estas operaciones exigen mucho tiempo y no garantizan que nuestras abejas no enjambren finalmente; aun así, ofrecen al apicultor la posibilidad de controlar su evolución.
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Seguramente, es inevitable la enjambrazón si percibimos las intenciones de las abejas cuando ya es demasiado tarde, es decir, cuando la colonia ya posee diversas celdas reales operculadas o próximas a hacerlo. En este caso, su eliminación no frenará a las abejas, que con toda certeza enjambrarán, aunque sea más tarde.
Una de las posibles soluciones pasa entonces por dejar al menos dos de las mejores celdas y retirar a la reina. Esto también nos traerá problemas, puesto que interrumpirá la puesta durante unas semanas (el tiempo necesario para que la nueva reina nazca y empiece a poner huevos), si bien nos permitirá sustituir a la reina sin reducir por ello la población de recolectoras.
Esta técnica, conocida como interrupción de la nidada, es ideal si se lleva a cabo pocos días antes de la recolección, ya que permite a las abejas trabajar como recolectoras al carecer de tareas nodrizas. Así reza el dicho: "Reina joven, gran cosecha".