Historia de la apicultura

HISTORIA DE LA APICULTURA

Durante muchos siglos, la miel y las frutas fueron los únicos dulces conocidos por la humanidad, así que abejas y miel fueron predominantes en la mayoría de las sociedades antiguas. La Biblia cristiana está llena de alusiones a abejas y jarras de miel. 

La cera de las abejas se usaba en arte y como impermeable para telas, protector de metales y en tablillas de escritura. Al principio, la gente solo buscaba abejas en huecos de árboles o cavernas y destruían sus nidos para conseguir la miel y la cera, pero en torno al 2400 a.C. los antiguos egipcios habían aprendido a cuidar abejas en tarros y no tenían que matar sus colonias en el momento de la cosecha. 

Los antiguos griegos y romanos criaban abejas a su manera e incluso España tenía apiarios comerciales. Luego, en la Edad Media, hubo pocos avances en apicultura. 

Sin embargo, en los monasterios, el único oasis de alfabetización en esos tiempos, criaban abejas que se usaban para producir cera para velas y para conservar antiguos textos griegos y romanos

colmenas de paja

Tras la Edad Media, a partir del siglo XVI, los apicultores empezaron a cortar árboles que contenían nidos de abejas y a mantener la sección del tronco como colmena. Fue en este momento en el que aparecieron las famosas colmenas de paja.

Está documentado que cuando los europeos descubrieron América pronto llevaron abejas melíferas. No puede determinarse con certeza la fecha y ubicación reales de cuándo y cómo se produjo la introducción de las abejas en Norteamérica, pero en la década de 1640 ya estaban muy extendidas a lo largo de la Costa Este. 

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Muchos de los descubrimientos más importantes en apicultura se realizaron en el siglo XIX. En la primera parte de ese siglo hubo muchos experimentos para inventar la colmena perfecta, lo que generó algunas ideas extravagantes. Pero posteriormente el estadounidense Lorenzo Lorraine Langstroth observó que las abejas silvestres mantenían un espacio de 5 a 9 milímetros en torno a sus panales. 

Dentro de este espacio, las abejas no construirán panales, sino que lo dejarán abierto para permitir los movimientos en la colmena. Usando este principio de espacio apícola, Langstroth creó la primera colmena que usaba panales móviles e intercambiables. 

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Esta novedad ayudó de forma importante al rápido crecimiento y estandarización de la apicultura en Estados Unidos. A la invención de Langstroth le siguió rápidamente la base de cera para construir panales de tamaño estándar, un extractor básico de miel y un ahumador para calmar a las abejas. 

Después de más de 100 años, estas mismas tecnologías con solo unos pequeños cambios son hoy el patrón básico del sector, lo que es un testimonio del genio entrañable de sus inventores.

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