Sistemas eficaces para combatir el varroa

La infestación de varroas puede también conllevar infecciones septicémicas y, en general, al disminuir el vigor de la colonia, puede favorecer todas las enfermedades que se relacionan con estos parásitos. 

Los varroas se propagan rápidamente, en parte gracias a su nomadismo, y una vez que han infestado una colmena, en muy poco tiempo todo el colmenar resultará también infestado. 

Hoy en día, el diagnóstico es sencillo: utilizando productos específicos, se logra provocar la caída de varroas a la bandeja inferior, momento en el que se debe proceder a aplicar el tratamiento propiamente dicho. 

Un ojo experto puede, además, diagnosticar la infección observando a las abejas, o bien reconociendo algún ejemplar sin alas, con el abdomen roto o el cuerpo deforme, e incluso examinando el estado de las celdas a punto de ser operculadas. Los varroas adultos se reconocen a simple vista, ¡aunque hay que saber lo que se está buscando! 

Para combatir el varroa existen diversos sistemas: los más eficaces son tratamientos con productos químicos, pero no hay que olvidar que la denominada lucha integrada es la biomecánica. 

A continuación, examinaremos las posibilidades actuales de esta lucha.

Dos formas de utilizar los productos contra el varroa

La eficacia depende de su uso correcto, especificado por el fabricante y que nunca debe modificarse por los consejos de supuestos expertos a los que se deben múltiples desgracias. 

Examinaremos ahora el modo de uso de cada uno, recordando que cada producto debe utilizarse retirando antes la media alza, para evitar así que la miel se estropee; además, después de cada tratamiento, se deben esperar algunos días (según el producto) antes de reintegrar las abejas a la colmena. 

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- El Amitraz, comercializado por diferentes fabricantes de productos medicinales, se utiliza, como indica la tabla, en tres soportes: el atomizador, las fumigaciones y el aerosol. Sin duda, los mejores resultados los proporciona este último, ya que se dosifica correctamente y se distribuye por toda la colonia. 

- El Apitol, es un buen producto que se suministra a las abejas disuelto en un jarabe azucarado: 2 g de Apitol por cada 100 ml de jarabe. 

Se aplica entre los panales con una jeringuilla: se recomienda efectuar la operación en dos fases, con un descanso de 30 minutos, para favorecer la distribución del producto. 

El inconveniente del Apitol es que se debe aplicar con ausencia de nidada, es decir, en otoño-invierno, para obtener el resultado deseado. 

Dado que, a menudo, las colonias se tratan en verano, pues la infección de varroa alcanza una cota tal que no se puede retrasar el tratamiento, el uso del Apitol debería repetirse más de una vez, con el consiguiente riesgo para la reina (además del hecho, ya indicado, de que siempre es mejor reducir la terapia al mínimo posible), así como un aumento del coste.

Caída de los varroas gracias al uso de los productos fitosanitarios


El panal trampa, al tener sólo sitio para las nidadas de zánganos, atrae a los varroas

- El Folbex es uno de los primeros métodos que se crearon para combatir el varroa. Se trata de un producto que se suministra por fumigación. Es un preparado que se aplica en varillas combustibles, o bien en un recipiente en los cubrepanales o en el cajón del fondo con una red en las colmenas que dispongan de él. 

Es un método que ha caído en desuso, tanto por los riesgos que se derivan de su uso inadecuado (mortalidad elevada de las reinas, daños irreparables en la miel), como por su dudosa eficacia real. 

De todos modos, sigue siendo la única técnica que se utiliza cuando la estación está avanzada y no hay nidada en las colmenas. Tiene los mismos problemas indicados para el Apitol. 

- El Apistan (como el Klartan y el Mavrik) es un sistema que actúa sobre el varroa adulto abatiéndolo. 

Es el producto que ha gozado de mayor aceptación durante los últimos años. De uso cómodo y muy eficaz, se comercializa en varillas de PVC que se introducen en los panales (normalmente, entre el tercero y el cuarto, partiendo tanto de la izquierda como de la derecha): dos por colonia. 

Las varillas deben dejarse en el interior de la colmena durante unas seis semanas, lo que permite cubrir al menos dos ciclos de eclosión, lo que le confiere una gran eficacia. 

La mejor época para utilizar el Apistan es a mediados finales de agosto y hasta mediados de octubre. 

Se realiza el tratamiento sin la media alza, y hay que emprenderlo coincidiendo con los ciclos de eclosión que hemos considerado, sin correr el riesgo de una recaída provocada por el continuo trasiego de las abejas. Por ello, las seis semanas indicadas pueden prolongarse hasta un máximo de nueve, cuando el movimiento de las abejas se haya reducido al mínimo (noviembre). 

De hecho, suele ocurrir que a finales de octubre (incluso antes, en las zonas frías) el varroa concluya su ciclo reproductivo y, por ello, el Apistan pueda cumplir su función de manera efectiva. La única duda que suscita hoy en día este producto es la posibilidad de acabar con cepas de varroa de cierta resistencia. 

Ello se debe, desgraciadamente, al mal uso que hacen de él apicultores de escasa competencia. 

- El ácido fórmico es, sin duda, uno de los nuevos productos que producen mejores resultados. 

Desgraciadamente, estos resultados conllevan ciertos problemas desagradables. Ante todo, la dificultad de su administración: de hecho, el ácido fórmico debe evaporarse gradualmente en cantidades de unos 10 cc al día, lo que puede no ser fácil, ya que exige condiciones de temperatura constante pero nunca superiores a los 30 ºC; en caso contrario, el producto podría dañar gravemente la nidada. 

El segundo problema es que el ácido fórmico corroe en pocos años todas las partes metálicas de la colmena, obligando al apicultor a un continuo y tedioso mantenimiento. 

Sus modalidades de uso son las siguientes: en el agujero del alimentador se coloca el dispensador de plástico, en cuyo interior se coloca una esponjita sobre la que se vierte una dosis de 30 cc de ácido fórmico. Es aconsejable que los tratamientos (2-4 al año) se realicen sin la media alza. 

Parece comprobado que la eficacia del producto no disminuye al coincidir con el periodo de recolección y, sobre todo, que no contamina la miel por las emanaciones de ácido. Por otro lado, el riesgo de daños a la nidada y a la reina es relativamente bajo; aun así, se trata de un producto que hay que utilizar con cautela. 

- El ácido láctico es, entre los productos para combatir el varroa, el que menos preocupa al hombre desde un punto de vista toxicológico, que lo ingiere habitualmente consumiendo los derivados de la leche. 

También es un producto óptimo si se utiliza con pericia: a las abejas adultas no les crea problemas, pero, en cambio, puede perjudicar a la nidada. Se diluye en agua destilada a una temperatura de unos 30 ºC en solución al 15 % de ácido láctico y una dosis de 5 cm³ de solución por cada cara del panal. 

El tratamiento se efectúa rociando las abejas en los panales con un atomizador, tratando de humedecer lo menos posible a la nidada. 

Para lograr una disminución significativa de varroa, se calcula que, a finales de verano, se deberán haber aplicado cinco tratamientos con una semana de descanso entre uno y otro. 

- El uso del ácido oxálico da buenos resultados también en otoño, con temperaturas bajas: se mezclan 100 g de ácido oxálico en polvo con 1 kg de azúcar y se disuelve en 1 l de agua. 

Con un vaporizador o con una jeringuilla, se irrigan los espacios entre un panal y otro, y se rocía la parte superior del panal. 

Normalmente, el uso del ácido oxálico no se realiza en una primera intervención: se efectúa en octubre, después de haber utilizado otros tratamientos en verano. Un tratamiento continuado basado sólo en el ácido oxálico podría dar buenos resultados, pero al mismo tiempo resultaría dañino para la nidada si esta se mojara excesivamente. 

- El Perizin es un producto cuyo uso y problemática son comunes al Apitol. 

La dosis recomendada es de 2 ml de producto diluido en 50 ml de jarabe. El tratamiento se debe repetir por lo menos dos veces, con una semana de descanso entre cada una. 

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- El Bayvarol es un producto análogo al Apistan. Se utiliza con unas varillas de polietileno o de PVC, aplicando cuatro varillas por colmena. 

- El Apivar es un producto realizado a base de timol, mentol, eucalipto y alcanfor. Se presenta en tablillas que se colocan sobre los panales, dos por colmena. 

La pulverización de las tablillas libera el producto (el timol es el principal, hasta el punto de que algunos apicultores utilizan los cristales del timol), que actúa contra el varroa. 

El mayor problema es que, si la temperatura exterior es elevada, la pulverización se realiza más rápidamente y provoca que todas las abejas del colmenar tengan el mismo olor, lo que puede provocar el saqueo. 

Además, la caída de los ácaros, ya de por sí no muy elevada, en torno al 60 %, puede experimentar grandes variaciones si el uso de las tablillas no se hace de la manera correcta.

Para la lucha contra el varroa existen otros métodos y productos menos utilizados: 

Entre ellos, se encuentra la fenotiazina, un fumigante que se utiliza como el Folbex, y el Varostan (quinometionato), un producto suministrable con aerosol o fumigación.

Un buen coadyuvante en la lucha contra el varroa es lo que se conoce como lucha biomecánica. Se trata de un conjunto de intervenciones que el apicultor puede llevar a cabo y que reducen el desarrollo de los ácaros. 

Hay quien sostiene que se puede combatir empleando únicamente este sistema, pero lo cierto es que se ha demostrado que sólo se trata de un método integrado que permite reducir al mínimo el uso de productos químicos. 

Veamos, en resumen, cuáles son las técnicas biomecánicas: 

- Retirada de la nidada masculina, en la que el varroa depone con mayor fruición (se elimina siempre la nidada masculina operculada); 

- Panal trampa que obliga a la reina a deponer en un único panal, sobre el que se concentran casi todos los varroas maduros para la reproducción (el panal trampa - aunque se pueden utilizar dos - se forma con un excluidor de reinas vertical, o con jaulitas de red que envuelven el panal); 

- Interrupción de la nidada durante 21 días (enjaulando a la reina o bien sustituyéndola), de manera que puedan nacer todas las abejas y los varroas y, a continuación, podamos aplicar un tratamiento con productos específicos. 

Debido a que el uso persistente y muchas veces erróneo de ciertos productos ha generado cepas de varroa resistentes a determinados principios activos, resulta adecuado establecer una rotación en la lucha y combinar los productos, que podrían ser, en caso de infestación grave, los siguientes: 

- Uno o dos tratamientos en el periodo de ausencia total (o casi) de nidada (finales de febrero-marzo) con ácido láctico u oxálico; 

- Tres tabletas de Apivar en verano, entre finales de agosto y comienzos de septiembre.

- Un tratamiento con ácido oxálico entre finales de septiembre y comienzos de octubre. 

En caso de infestación leve, podemos ahorrarnos los tratamientos primaverales. 

Hay otros tratamientos nuevos, que se emplean y que parecen dar buenos resultados, no sólo porque son efectivos en la eliminación del varroa, sino porque pueden ser utilizados simultáneamente con los panales de media alza sin que la miel se contamine, y pueden utilizarse con o sin nidada, sin que se cause ningún daño a las abejas, todo ello sin olvidar que son de fácil aplicación.

1 - Uno de estos productos, el Apidin, es un líquido a base de lactosa, equinácea y otros ingredientes naturales diluidos en agua y alcohol etílico, que se mezcla con agua desmineralizada, a partes iguales, y se rocía sobre las abejas después de retirar la tapa cubrepanales, una vez que los insectos han subido a los panales. 

Esta aplicación se ha de realizar dos veces, con un intervalo de unos diez minutos, y se ha de repetir al cabo de tres semanas. El Apidin puede utilizarse también como tratamiento en el verano en vez del Apivar. 

2 - Otro producto que da un buen resultado es una mezcla de polvos de cristales de timol, mentol y eucalipto, insertada en un diafragma mediante alimentador de bolsillo, que permite que haga su efecto sin dañar ni a las abejas ni a la miel. 

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