Se trata de una mariposa nocturna que se introduce en los panales, especialmente en los viejos o con poca presencia de abejas, y depone sus huevos en su interior.
La larva se alimenta de cera y excava galerías que, en poco tiempo, pueden destruir el panal. Si el panal está habitado, las abejas controlarán la situación matando tanto las larvas como las polillas cuando penetren en la colmena.
Si los panales sirven únicamente como almacén de miel, entonces nos enfrentamos a un serio problema.
Las colonias débiles pueden ser devastadas por la polilla y en algunos casos las abejas abandonan la colmena por el olor que ocasiona este ataque. El apicultor debe mantener bien fuerte la población de sus colonias, sin dejar colmenas con espacios de sobra.
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Además de afectar a colonias débiles, las polillas pueden destruir los panales almacenados fuera del ámbito protector de la colmena. Una vez preparadas las colmenas para pasar el invierno el apicultor debe prevenir los ataques de la polilla de la cera realizando una clasificación de cuadros. La misma consiste en descartar los cuadros negros y guardar los más nuevos.
- Las colmenas bien pobladas no van a tener problemas de polillas.
- Una buena clasificación de cuadros, descartando a los más viejos disminuye el riesgo de ataque de esta plaga
- El material almacenado debe permanecer en lugares frescos, secos y ventilados.
Un buen método para combatir la polilla de la cera es el tetracloruro de carbono, que se introduce en recipientes abiertos entre los panales, y el sulfuro de carbono, utilizado de la misma manera.
Estos líquidos se evaporan poco a poco y matan tanto a las larvas como a las polillas. También podemos emplear cintas de azufre que se prenden entre los panales, o bien atomizadores con contenido de azufre.
Existen dos especies de polillas: la Galleria cerella o Galleria melonella, de 15-18 mm de longitud, y la Achroea grisella, de 7-8 mm de longitud; en ambos casos, son de color gris.