La loque europea es una enfermedad de la nidada que la ataca en su estado inicial y la pudre en su estado final. Se debe a una serie de bacterias que se combinan de modos diversos, pero que tienen siempre las mismas consecuencias.
La loque europea es una enfermedad típicamente intestinal que se contrae a través de la ingestión de heces contaminadas.
Afecta a la nidada desoperculada, preferentemente a las larvas de entre 3 y 5 días de vida. La larva afectada muere casi siempre antes de la operculación, o como máximo un par de días después de la operculación.
La sintomatología varía según los casos:
- Nidada ácida de color amarillento
- Nidada con larvas redondas y flácidas
- Nidada podrida aunque no filamentosa
- Nidada con larvas licuadas
- Nidada con larvas de color opaco
- Nidada con larvas en posiciones extrañas (en espiral, curvadas).
El diagnóstico de la enfermedad puede realizarse de forma segura observando el intestino de algunas larvas afectadas al microscopio y localizando los gérmenes responsables. Para un diagnóstico general en el campo, observaremos irregularidades en la nidada, larvas muertas o, en los casos más graves, cierto olor de putrefacción (si las larvas afectadas han muerto).
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La enfermedad aparece generalmente en la época de las grandes recolecciones y parece preferir las primaveras frías y lluviosas. En ciertas situaciones, así como ante una cantidad pequeña de larvas afectadas, tiende a desaparecer por sí misma al concluir la estación templada.
Una familia débil y mal cuidada incide en el desarrollo de la loque, así como una alteración brusca de la relación entre abejas adultas y nidada debida a múltiples factores (frío intenso e imprevisto, envenenamiento por fitofármacos, mala gestión del apicultor).
La propagación de la loque europea se produce a través del material infectado: panales, miel, abejas, nodrizas. Allí donde se haya alojado la nidada afectada, durante al menos 3 años seguiremos encontrando microbios activos.
Aunque la virulencia de la loque europea no es tan grave como la loque americana, es recomendable que, si hay colmenas muy afectadas junto a otras sanas, quememos todas las familias infectadas.
Por el contrario, frente a una infección poco importante podemos tratar de recuperar la colonia:
- Eliminación de todos los panales con nidada infectada
- Traslado a una colmena desinfectada con uno de los múltiples productos que hay en el mercado
- Eliminación de reservas excesivas
- Alimentación de sostén integrada con uno de los productos que se encuentran en el mercado (antibióticos, sulfamidas), entre los cuales debemos destacar los compuestos que contienen estreptomicina, terramicina y eritromicina;
- Segundo traslado a la colmena desinfectada y eliminación de los panales viejos.
Con estas operaciones, sin embargo, nunca estaremos seguros de haber erradicado la enfermedad, por lo que corremos el riesgo de que reaparezca en la próxima estación. Por ello, el consejo que suele darse en estos casos es que hay que procurar eliminar, siempre que sea posible, todo el material infectado.
El sistema más seguro es el de la formación de enjambres, eliminando todos los panales y recogiendo las abejas en colmenas diferentes y desinfectadas a fondo, provistas de panales nuevos. A continuación, se administrará una alimentación complementaria y alguno de los productos indicados.
Se debe prestar mucha atención para evitar la propagación de la enfermedad por todo el colmenar al utilizar herramientas y utensilios contaminados, por lo que se deben desinfectar escrupulosamente.
Un error que, por desgracia, cometen a menudo los apicultores inexpertos y poco informados es el de realizar tratamientos preventivos. El uso continuado de antibióticos y sulfamidas puede provocar que los gérmenes desarrollen una inmunidad a estas sustancias, lo que nos privaría de nuestro único recurso defensivo. De hecho, las esporas bacterianas no llegan a morir con estos tratamientos, por lo que siempre existe el riesgo de que se produzcan posteriores recaídas.
Si debemos combatir un caso de loque europea, el periodo de tratamiento depende del grado de desarrollo de la enfermedad, así como del producto utilizado. Normalmente, suele detectarse en la estación cálida y de recolección, y cesa en otoño. Al año siguiente, tendremos que examinar con atención las instalaciones para evitar una recaída. Para ello, hay que observar todos los principios de una correcta organización de la colmena.