Una vez confirmada la presencia de la varroa, se deben iniciar inmediatamente prácticas de control y manejo como las siguientes:
- No trasladar colmenas entre apiarios.
- No trasladar cuadros ni otro material entre colmenas del apiano.
- Eliminar los enjambres silvestres y las colmenas abandonadas.
- Ampliar la distancia entre las colmenas a por lo menos tres metros.
- Mantener en el apiado porta núcleos caza-enjambres.
- Introducir al apiado material biológico, como reinas y núcleos, procedente sólo de lugares certificados como libres de varroa.
- No se deben traer al país reinas de contrabando, pues pueden portar subespecies de varroa resistentes a las drogas.
- Eliminar los enjambres silvestres y las colmenas abandonadas.
- Mantener en el apiario porta núcleos caza enjambres.
- Evitar el pillaje.
- Mantener un equipo de protección y manejo diferente para cada apiano, con el fin de evitar la diseminación de las varroas en los equipos, en donde pueden sobrevivir hasta una semana. En su defecto, el equipo debe ser sometido a un proceso intenso y riguroso de aseo, antes de ser trasladado.
- Eliminar del apiano las colmenas con más del 30% de adultos infestados, derritiendo la cera y flameando el equipo o sumergiéndolo en agua durante dos días.
- Cambiar las reinas cada ocho meses, con el fin de tener reinas vigorosas con poca producción de zánganos.
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- Introducir, en lo posible, reinas delineas resistentes a la varroasis, como la italiana Buckfast. Evitarla utilización de razas susceptibles como la Cárnica y la Alemana.
- Seguir las indicaciones del ICA en cuanto a tratamientos químicos, pues productos que dan resultado en regiones con climas estacionales como Europa y Estados Unidos, pueden no ser eficientes en climas tropicales como el nuestro.
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Así, productos mal aplicados pueden dar lugar a que las varroas se vuelvan resistentes a su acción, lo que, con el tiempo, agravaría el problema y sus implicaciones para la salud humana, debido a la contaminación de los productos apícolas.